miércoles, 1 de diciembre de 2010

Esa maldita obsesión "Carlos Llunas"

Donde estemos

La oscuridad inunda mi alma, miedo, desconcierto ante lo desconocido, noche sin estrellas, el cantar de un ave nocturna en la oscuridad. Tú te acercas, místico y sigiloso. Noto tu presencia demasiado pronto, nuevamente no logras sorprenderme. Me susurras al oído palabras que solo yo comprendería. Te esperaba, sabía que me encontrarías, siempre lo has hecho, siempre lo harás. Me giro hacia tí y permaneces quieto, sin decir palabra, solo tú, yo y nuestras miradas, en un mundo que llevas años creando para los dos. Sonrío y me acerco. Ya no hay miedo, ya todo es conocido, ya vuelves a estar conmigo. Extiendo los brazos hasta tí con el miedo contenido a no poder tocarte, el pavor desaparece nuevamente cuando siento tu calidez. Sonrío.
-No temas -me dices -en el mundo de los muertos también existe el amor.

El amanecer de una rosa


Despunta el día, el rocío de la mañana acentúa aun más su perfume fresco, casi embriagador, adornando el prado verde con su aroma, excitando a las golondrinas con su estridente color. Juega, revolotea cual pajarillo respirando el aire puro, cantándole al viento melodías inaudibles, gritando sin gritar que es libre, bailando sin bailar sobre la brisa. Lleva algo en sus brazos, pequeño, en la lejanía solo se aprecia un pequeño bultito embuelto. De repente algo en la mañana esquebraja la tranquilidad, un sonido estridente nace de las cuerdas bocales de aquel pequeño bultito. La mujer mira al cielo y sonríe, acaba de amanecer su rosa.